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Cómo saber el valor de un mueble antiguo

Los muebles antiguos tienen un doble valor: el que corresponde a su verdadera antigüedad, y el estético, porque están de moda. Las antigüedades en sí tienen un poderoso encanto tanto para coleccionistas como para los amantes de la decoración, pero hay que saber distinguir lo auténtico de lo que no lo es.

Es decir, no todos los muebles antiguos son lo que parecen.  Para determinar el valor de un mueble antiguo hay que seguir una serie pautas que los expertos como Antigüedades San Francisco,  expertos anticuarios en Barcelona, saben reconocer. Hemos hablado con ellos y nos han explicado cómo saber el valor de un mueble antiguo.

Los muebles antiguos: cuestión de madera

La madera con la que se ha fabricado  el mueble nos dará una buena  pista para saber si es una antigüedad o una imitación. En el último caso, las piezas del interior serían de aglomerado. Otro detalle indicativo de la autenticidad son los bordes irregulares de la madera del mueble,  ya que en el caso de ser realmente antiguo, sería de fabricación artesanal.

Si hay marcas de sierra en el fondo de los cajones o bajo el asiento de las sillas, también es indicio de fabricación artesana. Sin embargo, el lijado realizado a mano es más concienzudo y perfecto que el de una máquina, que puede hacer cortes discontinuos. 

El desgaste y la carcoma

El grano de la madera también indicará su antigüedad: cuando más años tienen, más cerrados y consistentes son.  Otro tanto ocurre con el desgaste, que refleja bastante la parte trasera del mueble: si es muy lisa, no es muy antigua. 

Cuando la superficie de la madera tiene marcas de carmona longitudinales con canales a la vista, es señal de que el mueble ha sido cepillado muchas veces, signo de antigüedad.  En el caso de ser reciente, los agujeros de la carcoma son claramente redondos,  y no paralelos en la superficie de la madera. 

Y por último, la pátina cálida de la madera antigua, producto de haber sido tragada con cera virgen de abeja y disolvente, también es muy difícil de conseguir de forma artificial. 

Residente en Barcelona y venezolana de corazón, Andrea es una cosmopolita con el mundo por nación que piensa en grande y se deja llevar por los sueños. Viajera curiosa, su mirada no descansa nunca y sus ansias de saber tampoco.

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