Consejos para un correcto mantenimiento de las fosas septicas

Las viviendas situadas en zonas que carecen de una red municipal de alcantarillado son más habituales de lo que parece, y las fosas septicas son necesarias en estos casos.  Aunque estas viviendas estén alejadas  de ciudades y plantas de tratamiento, tienen la obligación de disponer de un sistema seguro de almacenaje y de posterior eliminación de residuos fecales. 

Se trata principalmente de una cuestión de salud y cuidado del medioambiente, y es estos casos las fosas sépticas son la solución.

La fosa séptica puede definirse como un  depósito enterrado en el exterior de una vivienda con la finalidad de hacer el tratamiento de las aguas fecales. El montaje de fosas septicas supone  la eliminación de los sólidos presentes en estas aguas a través de la decantación y sedimentación.

 El funcionamiento de las fosas  septicas

En el interior de la fosa séptica tiene lugar la separación de los sólidos y los líquidos de las aguas residuales. Este material resultante pasa a través de una tubería de entrada hasta la fosa. Una vez dentro, los sólidos se separan de los líquidos y los primeros se quedan en la superficie o en el fondo como sedimentos o lodos. De la reducción de los sólidos se encargarán poco a poco las bacterias.   

En Instalaciones Levante,  empresa especializada en la instalación fosas septicas Valencia y Castellón, además de otros servicios, nos ha explican cómo funcionan. 

Las fosas sépticas son instalaciones destinadas al tratamiento de las residuales producidas en una  casa o grupo de viviendas que carecen de alcantarillado en su zona.  La fosa séptica no es tan eficaz como la función que se realiza en las plantas de tratamiento, por lo que en el caso de la fosa hay que retirar los residuos acumulados en su interior cada cierto tiempo.

Aunque la mitad de los sólidos se descomponen y acaban desapareciendo,  un camión debe aspirar regularmente todos los residuos acumulados en el interior de la fosa.

Pasos para un correcto mantenimiento 

  • Inspecciones periódicas anuales de la fosa: hay que comprobar su estado al menos una vez al año, realizando su limpieza. En el caso de que se trate de una fosa séptica antigua, las inspecciones y limpieza  deberán ser más frecuentes. Hay que controlar  que el nivel de sólidos acumulados en el tanque sea el recomendado. Se  recomienda el vacío de la fosa séptica cuando el depósito alcance el 25% o el 33% del total de su capacidad.
  • Anotar la evolución del sistema de saneamiento: hay que examinarlo con regularidad y anotar todas las particularidades, como si fuese un informe. De este modo puede llevarse un control que ayudará a mantener en buen estado las funciones de la fosa.
  • Vacía el tanque cada tres años: así se eliminarán los sólidos acumulados. Aún así, paralelamente hay que revisar la fosa una vez al año, ya que los residuos se retiran cuando alcanzan la mitad del tanque. Se descargar únicamente el 80% de su contenido.