LÁMPARAS MARSET LAS REINAS DE LAS LÁMPARAS
En Lámparas Marset están convencidos de que hacen algo más que lámparas. Cuidan la luz en sus distintos matices y efectos, para crear atmósferas con carácter, ayudando a mejorar la calidad de vida de las personas. Lámparas Marset es sinónimo de buen diseño. Crean un producto de formas austeras que genera una luz bella y creadora de efectos. Un buen diseño entendido como la ejecución impecable de cada proyecto. Y un claro ejemplo es la Discocó de Marset, un objeto bien hecho, capaz de innovar y sorprender, de emocionar y acompañar.
CHRISTOPHE MATHIEU EL DISEÑADOR DE LA DISCOCÓ DE MARSET
Lámparas Marset se caracteriza por su equipo de diseñadores. Nombres como Fabien Dumas, Lluis Porqueras, Mashallah, Mathias Hahn o Yonoh, que crean productos tangibles, capaces de perdurar en el tiempo. El creador de la Discocó de Marset, Christophe Mathieu, comparte con ellos su pasión por el diseño.
Aunque su nombre suene a francés nació en Alemania en 1961, pero creció en las Islas Canarias. A mediados de los ochenta llegó a Barcelona para acabar sus estudios de interiorismo. Poco después marchó a Milán y allí descubrió el diseño industrial.
Hombre inquieto, parece portador de ese ir y venir de sus progenitores belgas, que se aventuraron a afincarse en la España de los 60’. Con un padre arquitecto y manitas (se fabricaba las lámparas de casa con papiroflexia que había aprendido cuando trabajaba en Alemania), hace 30 años Christophe Mathieu transitó de la competición profesional de natación al mundo del diseño. Se mantiene abierto a los imprevistos de la vida, no excluye que a lo mejor un día lo deja y se dedica a algo muy distinto.
Asentado en Barcelona desde hace ya años, es uno de los diseñadores veteranos de la marca, para quien ha creado unos cuantos productos de éxito. Pero ninguno tan rotundo como Discocó de Marset. El bestseller actual de la firma.
DISCOCÓ DE MARSET, LA REINA DE LAS LÁMPARAS
Mathieu diseñó la Discocó en 1997, pero tuvieron que pasar 11 años para que empezara a producirse. Fue creada pensando en que lo importante es lo que representa para los demás. Para quién la va a utilizar. Mathieu comenta “Si con un objeto intento comunicar algo, pero a quien va dirigido no lo percibe, el problema es mío, no suyo. Una lámpara es muchas cosas. Sirve para iluminar. Pero además es un objeto que ocupa un espacio, se sitúa en un contexto determinado. También tiene una función decorativa. E incorpora el elemento de la luz, que es algo mágico. Te permite jugar con esa componente inmaterial. La puedes manipular de muchas maneras, difuminar, se refracta, se refleja. Su estado cambia según los materiales a través de los que pasa o choca…”
La primera Discocó de Marset tenía 53 cm. de diámetro. Fue una medida intuitiva, pensada para ser colocada sobre la mesa del comedor. Más tarde, cuando se comprobó que el objeto gustaba, se creó una más grande para el sector contract. Luego una más pequeña para una mesita de noche o una barra de bar. La última mide 68 cm. Se le han hecho mejoras y se han propuesto nuevos colores.